Presión y flujo
En la obra de Roldán la acumulación de materiales, sucesos o conocimientos construye una taxonomía personal cuya meta, sin embargo, no es leerse a manera de semblanza, de narrativa autorreferencial. Todo lo contrario, como en Presión y flujo, Roldán privilegia la relación visual con el espectador, el sentido múltiple.
Los ventiladores mecánicos modernos, aquellos dispositivos que asisten o reemplazan el proceso de respiración normal de una persona, ofrecen una representación gráfica de todas las presiones y flujos que convergen en ese momento. Los diagramas, desfilando por la pantalla de derecha a izquierda, establecen una cartografía de las formas en que entra y sale aire de un ser humano. Pero eso sólo lo sabe el médico, para el resto de nosotros bien puede tratarse de un paisaje, de las líneas de un horizonte; la imagen se abre así a la libre asociación. Ese es precisamente el objetivo de Roldán: tomar diferentes lenguajes e independizarlos de la definición precisa, de la ilustración exacta.
Los conceptos“presión” y “flujo” son entonces un punto de partida, su único sentido no es la respiración. Puede que las asociaciones libres sean el flujo; mientras que la presión las cualidades explicitas de los materiales, la base sobre la cual se componen esas asociaciones. Por ejemplo, en obras como “Respiraciones”, el hilo que entra y sale del lienzo permite explorar analogías como adentro y afuera, inhalar y exhalar, presión y flujo de nuevo.
Esa es precisamente otra de las características de la muestra, la riqueza presente en los materiales cotidianos, elementos cuyas cualidades dan pie a diferentes exploraciones conceptuales: lo que parece una piedra, vista de cerca se revela como un balón viejo desechado; una serie de anotaciones que observadas con atención resultan en la contabilidad de una tienda de barrio. Así, la invitación a experimentar de forma libre y multidireccional diferentes rastros de nuestra cultura visual y material, está extendida; bienvenidas las interpretaciones.