Entraña, el cuerpo quiere seguir siendo cuerpo
"Entraña, el cuerpo quiere seguir siendo cuerpo", es un proyecto de Luz Lizarazo, quien transformó el Cubo Blanco en un espacio de reflexión visceral sobre el cuerpo, la piel y sus interacciones con el entorno.
La obra central de esta exposición, "Piel extendida", está compuesta por medias veladas cortadas y unidas, creando patrones que cubren las paredes del espacio. Estas medias, que se despliegan como un papel de colgadura, envuelven la sala con su textura y su sutil delicadeza, invitando al espectador a acercarse para explorar la fragilidad y la complejidad de la piel humana.
En el centro de este espacio, cuelga la falda de "Desahogo", una obra que profundiza en el simbolismo de la lengua, el único órgano que emerge del cuerpo. Esta pieza establece un diálogo con la palabra, el gusto y el placer, conceptos que están intrínsecamente relacionados con la capacidad humana de comunicar, sentir y disfrutar. La lengua, a través de esta obra, se convierte en un símbolo de liberación y expresión, una extensión de nuestro ser más profundo.
La instalación se completa con cuatro dibujos: "Todos los poderes en mí", "Mantener el fuego encendido", "Escenario imaginado para todas mis bestias" y "Encuentro de todas mis bestias: una invitación para la danza". Estos dibujos añaden una capa emocional y narrativa al espacio, ofreciendo al espectador una visión del cuerpo en su diversidad y multiplicidad, explorando la bestialidad, el deseo y la energía vital que habitan dentro de nosotros.
“Entraña, el cuerpo quiere seguir siendo cuerpo” invita a explorar el cuerpo más allá de su dimensión física, proponiéndolo como un espacio en constante transformación, expansión hacia el exterior y conexión con lo intangible. A través de distintos diálogos que tuvieron la artista y la curadora Paula Bossa, a través de este proyecto nos invitan a replantear la relación con nuestra propia piel, a cuestionar los límites de lo que entendemos como corporal y a sumergirnos en un universo donde lo físico, lo simbólico y lo sensorial se entrelazan, atraviesan y nos redefine.